Dos años después: continuidad en la política educativa de la Nueva Escuela Mexicana.
Jaime Castillo Cruz
Dos ciclos escolares de experiencia en la implementación del Plan de Estudio de educación preescolar, primaria y secundaria 2022, dos periodos de un proceso de aprendizaje continuo para mejorar la práctica docente, la gestión de la escuela y los resultados en términos de aprendizaje tanto de escuelas públicas como privadas. La pregunta obvia, entonces, ¿la Nueva Escuela Mexicana está logrando los propósitos establecidos en el currículo vigente?
En el Plan de Estudio 2022 (SEP, 2024: 75) se afirma que en el siglo XXI la misión fundamental de la educación preescolar, primaria y secundaria es "velar porque niñas, niños, adolescentes y adultos que participan en los procesos educativos de dichos niveles, tengan garantizado el respeto y ejercicio de sus derechos en el espacio escolar y fuera de éste, sin importar el grupo social, sexual, lingüístico, cultural, étnico, de género o de capacidad en el que se reconozcan o pertenezcan". Así pues, el derecho a la educación implica el derecho al aprendizaje efectivo. En los ciclos 2023 - 2024 y 2024 - 2025, ¿qué aprendieron realmente las niñas, niños y adolescentes de nuestro país y de las otras naciones que forman parte del intenso fenómeno migratorio?
Dos rasgos distintivos (SEP, 2024: 74 y 76) son particularmente importantes en el currículo vigente de la Nueva Escuela Mexicana: la facultad otorgada al magisterio nacional para "contextualizar" contenidos de los programas de estudio, actividades de aprendizaje y formas de evaluación, a través del ejercicio de la autonomía profesional que se le reconoce institucionalmente, para hacer de la experiencia educativa algo significativo; y, su enfoque intercultural, bajo un principio de "justicia curricular" que "articule los procesos formativos, la evaluación, la gestión escolar, los materiales, las tecnologías de la información y la comunicación (...)". En función de esto, así como de los resultados educativos en términos de aprendizajes, llevan a cuestionar si ahora la educación básica mexicana en cada escuela, ya pública o privada, es realmente inclusiva, si ahora tanto en los colectivos sociales comunitarios y escolares se vive una relación recíproca y solidaria cualitativamente superior, como efecto de la acción de transformación social de la práctica docente, esto a pesar los problemas sociales del México del primer cuarto del siglo XXI. Hay que reconocer la existencia de una tensión entre la función de transformación social de la educación y su función de reproducción social.
El ideal de ciudadana y ciudadano descrito en el perfil de egreso del Plan del Estudio de educación preescolar, primaria y secundaria 2022 (SEP, 2024: 96-99), en este 2025 lleva a cuestionar ¿cuál ha sido la contribución del currículo real, el concretado a través de la práctica docente, a la formación de niñas, niños y adolescentes? Esto porque gran cantidad de egresados en esos niveles educativos participaron en experiencias de aprendizaje orientadas en algunos casos por lo que eran el plan de estudio de 2011 y/o el plan de estudio de 2017; y, porque hay que reconocer que en los hechos, el nuevo currículo no puede hacer un borrón y cuenta nueva en la experiencia de aprendizaje de millones de niñas, niños y adolescentes que conforman la población beneficiaria de la educación básica mexicana. ¿Cuál en suma es el valor aportado por la Nueva Escuela Mexicana en la formación de nuestras jóvenes generaciones?
Dos ciclos escolares de experiencia en la implementación del Plan de Estudio de educación preescolar, primaria y secundaria 2022 implican la necesidad de procesos de evaluación cualitativa de la educación básica mexicana, de la política educativa del Estado Mexicano y de los resultados obtenidos hasta ahora por las decisiones y acciones de las autoridades educativas, las autoridades escolares, las maestras y los maestros en cada escuela para que la continuidad de la Nueva Escuela Mexicana se traduzca en beneficios para niñas, niños, adolescentes y sus familias, así como para las comunidades. Sin estos procesos de evaluación la Nueva Escuela Mexicana estará a la deriva y la política educativa actual también.